El Edicto de Expulsión de los judíos, también conocido como el Decreto de la Alhambra, fue promulgado en 1492 por los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón. Este edicto ordenó la expulsión de todos los judíos que no se convirtieran al cristianismo, marcando un evento significativo en la historia de España y de la diáspora judía. La expulsión tuvo profundos efectos sociales, económicos y culturales, eliminando una comunidad vibrante y provocando la pérdida de valiosos conocimientos y talentos.
Tomás de Torquemada, primer Gran Inquisidor de España, redactó la "Instrucción de Inquisidores" en 1484, estableciendo las normas y procedimientos de la Inquisición española. Este documento fue fundamental en la persecución de herejías y en la consolidación del poder de la Inquisición. La instrucción refleja la severidad y el rigor con que se aplicaba la ortodoxia religiosa, teniendo un impacto duradero en la sociedad y en la historia de la Iglesia en España.